jueves, 19 de agosto de 2010

Yo tengo un sueño

Hace mas años de los que quisiera (pero que me parece ayer mismo), en mi niñez, la televisión transmitía un programa que me gustaba y atraía mucho. Se trataba de Biografía, muy famoso en la televisión americana y que actualmente es hasta un canal transmitido por cable.

En muchas ocasiones me quedé frente al televisor viendo escenas que me permitían conocer a personajes de la historia, pero hubo uno en particular que me impresionó vivamente como solo puede impresionarse a un joven. Se trataba de un programa sobre Martin Luther King, el líder religioso americano que encabezó el movimiento por los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos desde una postura de protesta cívica y pacífica muy inspirada en los principios sentados por Ghandi en la India.

De ese programa conservo vívido el recuerdo de una escena en la que Luther King daba su famoso discurso en Washington y que fuera conservado en el recuerdo de la humanidad bajo la frase que hoy uso de título en esta nota que deseo compartir con ustedes: Yo tengo un sueño.

Hoy, como Martin Luther King en 1963 (año en el que gracias a Meña y José vine al mundo) yo tengo un sueño.

Tengo un sueño de libertad, un sueño de progreso, un sueño de construir un mundo mejor que nos permita construir nuestra "ciudad en una colina". Yo tengo un sueño de un país en el que nos reconozcamos y respetemos todos los ciudadanos, yo tengo un sueño de un país donde "nunca mas, a nadie mas, en ninguna parte" para usar las palabras de otro gran prohombre de la paz como es Nelson Mandela, se excluya, discrimine, persiga, torture o encarcele a alguien por su pensamiento.

Yo tengo un sueño de un país que crezca y se desarrolle, de un país que sea poderoso no por el número de sus soldados ni por la fortaleza de sus armas sino por la fuerza inmensa de la moral de su gente.

Yo tengo un sueño de un país capaz de generar riqueza con el trabajo fecundo de su gente y en el cual para asegurar el futuro ese trabajo se estimule y se proteja como la fuente de todo lo bueno. Y tengo un sueño de un país en el cual a todos los que trabajen se les den plenas garantías de respeto a aquello que adquieran merecidamente con el fruto de su esfuerzo.

Yo tengo un sueño de un país lleno de escuelas, de universidades, de centros de enseñanza en los cuales no solo se instruya en lo mejor de las técnicas, sino que además se siembren en los jóvenes los mas profundos valores del espíritu humano y se les enseñe fundamentalmente una manera ética de transitar por la vida. Ese sueño tiene mucho que ver con aquello que trató de expresarnos Andrés Eloy Blanco cuando afirmó, con ocasión de haber echado los grillos de La Rotunda al mar que en ese momento echábamos al mar los grillos de los pies, pero para ir a la escuela, a sacarle a nuestro pueblo los grillos de la cabeza, porque la ignorancia no era sino el camino de la tiranía.

Yo tengo un sueño de dejar a mis hijos un país mejor, así como mis abuelos, mis padres y su generación pudieron transmitirme un país mejor que el que ellos recibieron.

Yo tengo el sueño de rendir mi último suspiro en un país lleno de cosas y de gente buena y que se me permita dormir mi último sueño en una tierra libre en la cual los ciudadanos tengan garantizada para siempre la posibilidad de vivir mejor.

Para hacer realidad ese sueño, no puedo caminar solo.

Necesito a mi lado a mucha gente, a miles o millones de personas que compartan mi mismo sueño y que no tengan miedo de enfrentar a todo aquello que se oponga a que se haga realidad, porque al final, como enseñó un papa bueno, que nació en una Polonia que estuvo oprimida pero que se levantó impulsada por el sueño de su gente; como enseñó ese papa que era buen pastor y mejor sacerdote y que se llamaba Juan Pablo y muchos ahora lo quieren santo, el secreto está, mas que todo, en no tener miedo.

Yo tengo un sueño. Y si ustedes lo tienen, los invito a que nos tomemos la mano y caminemos juntos a hacerlo realidad y hagamos resonar la libertad a todo lo largo y ancho de nuestra querida Venezuela. Hagamos resonar la libertad desde los andes hasta la Guayana Esequiba, hagamos que resuene la libertad desde los médanos de Coro hasta las sabanas de Apure, que resuene la libertad desde Caicara del Orinoco y el verdor de su selva hasta las orillas del Lago de Maracaibo. Hagamos que resuene la libertad de un modo que nadie pueda ignorarlo en ninguna parte de nuestra querida Venezuela. ¿Me acompañan?

1 comentario:

  1. Yo sigo ese mismo sueño, hace ya tantos años, pero aun así siguire ese mismo sueño, adelante que los sueños solo se conquistan luchando por ellos.

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